domingo, 6 de mayo de 2012

La bola de fuego





Cuentan los viejos llaneros Venezolanos, que hace cientos de años existía en los llanos orientales una mujer muy hermosa con un cuerpo de palma real y una larga, negra y fina cabellera que pendía hasta sus caderas, un cutis piel canela y unos lindísimos ojos grandes azules.
Esta codiciada mujer silvestre se casó con un hombre recio y faculto, conocedor de la sabana, que respondía al nombre de Esteban.
La existencia matrimonial fue relativamente corta. De esta unión alcanzaron a nacer dos hijos hombres, el primero llevó el nombre de Sigifredo y el segundo heredó el de su padre, Esteban
Don Esteban, el amo de la casa, era un hombre parrandero, tomatrago y jembrero; músico y extraordinario coplero. Un buen día, don Esteban se alistó para ir a un San Pascual Bailón, nombre que se le da en el llano a las fiestas sabaneras, pero por razones que solo él sabía, no quiso llevar a su esposa Candelaria, situación que despertó violento disgusto en la linda mujer criolla y, tanto sería su ira, que la fatal decisión de que si Esteban no la llevaba, pues él tampoco iría ni a éste ni a ningún San Pascual Bailón.
Sin pensarlo dos veces Candelaria tomó un hacha de rajar leña y en presencia de sus dos hijos mató a su esposo, obligandolo a sus dos retoños a ayudar para enterrarlo en la sabana.
Doña Candelaria al quedar viuda fue objeto de un ramillete de galanes llaneros que querían reemplazar al difunto, pero ninguno fue aceptado por la bella orquídea.
La viuda Candelaria se dedicó como madre a levantar a sus dos hijos, sin permitir que nadie mancillara su condición de mujer viuda.
De esta forma transcurrió su vida hasta que Sigifrido, su hijo mayor, alcanzó la edad de catorce años y se convirtió en un elegante joven de ojos azules al igual que ella; lo convirtió en su inseparable compañero y comenzó a dormir en la misma cama, hasta convertirlo en su amante.
No permitía la viuda madre que ninguna otra mujer del vecindario pusiera los ojos sobre su hijo y segundo marido, pues le asaltaba el temor que su felicidad fuera invadida por alguna chica casadera del lugar.
Así fue pasando el tiempo hasta que Esteban, segundo de sus hijos alcanzó los catorce años, era indudablemente dueño de una mejor estampa que la de su hermano mayor, jóven de grandes facultades y de finos modales, todo lo anterior despertó el interés de su ya depravada madre hasta llega a intentar realizar lo mismo que con su hermano, es decir, convertirlo en su amante.
Esteban que era un muchacho de sana moral, rechazó totalmente las pretensiones de su medre, pués él a pesar de su ignorancia, sabía y entendía muy bien ella era su madre y como tal no podía ser su amante.
El rechazó de Esteban causó tanta decepción en la mujer, pensó, al igual que lo hubiera hecho con su marido, que si no era para ella no sería para ninguna otra mujer.
Con el pasar del tiempo la viuda Candelaria murió y al subir a rendirle cuentas al señor Supremo. Este la castigó condenándola a errar por las sabanas convertida en bola de fuego, que pierde a los caminantes.
Otra versión dice que es el espíritu de una mujer que decapitara a su único hijo que iba a ser obispo, por lo cual fue condenada a errar por los caminos, convertida en la bola de fuego, que pierde a los caminantes.
La bola de fuego se acerca a al caminante solitario, el cual debe maldecirla ya que cualquier rezo la atrae. Otra forma de evitar la persecución es llevando el cabo de soga arrastrando, como también desmontarse del caballo y tenderse boca abajo hasta que se aleje.
En cuanto a la frecuencia de su aparición se dice que la bola de fuego es constante en la semana del concilio (semana antes de semana santa y que se denomina en el llano como la de buscar comida).
También aparece con frecuencia en los meses de verano, por lo que se ha considerado que es un producto de la ilusión óptica, producida tal vez por el reflejo del sol en las secas sabanas de Arauca.

Las Toninas


Los ríos llaneros tienen consigo muchos misterios, algunos tienen que ver con las toninas o delfines de agua dulce. La cultura oral, enseña que el llanto de un niño basta para poner en alerta a estos mamíferos del agua, es que dicen que son capaces habiéndose volteado una canoa de acudir a salvar a los niños guiados tan solo por el llanto de aquel infante desafortunado.
Los llaneros describen a esta especie como un ser con habilidades mágicas, además de argumentar que su instinto materno es tal, que las dos supuestas protuberancias en su cuerpo dan cuenta de dos tetas con sus pezones, lo cual le asemeja al cuerpo de una mujer. En la mitología local son mitad pez y mitad mujer, tan sagrada le consideran que para muchos son las diosas del agua, por lo tanto su carne no es preciada para el consumo humano, de hecho la creencia popular ha llegado a describirlas como “mujeres del agua”.

El silbon



Después de asesinar a su padre, el hombre fue castigado con un mandador de pescuezo (típico del llano), al tratar de huir fue mordido por un perro tureko, para concluir el castigo su abuelo regó sobre sus heridas gran cantidad de ají picante. El recuerdo y mención de lo sucedido libra a las personas de ser atacadas por este espíritu errante conocido como el silbón.
El Silbón se presenta a los borrachos en forma sombrío. Otros llaneros le dan forma de hombre alto y flaco. usa sombrero y ataca a los hombres parranderos y borrachos, a los cuales chupa el ombligo para tomarles el aguardiente.
La tradición explica que al llegar el silbón a una casa en las horas nocturnas, descarga el saco y cuenta uno a uno los huesos; si no hay quien pueda escucharlo, un miembro de la familia muere al amanecer.
Otra versión dice que fue un hijo que mato a su padre para comerle sus "asaduras". El muchacho fue criado toñeco (mimado), no respetaba a nadie. Un día le dijo a su padre que quería comer vísceras de venado. Su padre se fue de cacería para complacerlo pero tardaba en regresar. En vista de esto el muchacho se fue a buscarlo y al ver que no traía nada, no había podido cazar el venado, lo mato, le saco las vísceras y se las llevo a su madre para que las cocinara. Como no se ablandaban, la madre sospechó que eran las "asaduras" de su marido, preguntándole al muchacho, quien confesó la verdad.
De inmediato lo maldijo para toda la vida. Su hermano Juan lo persiguió con un "mandador", le sonó una tapara de ají y le azuzó el perro "tureco" que hasta el fin del mundo lo persigue y le muerde los talones.

El monstruo del río orinoco

La recurrencia de mitos, símbolos y hechos en la diversidad de las culturas del mundo es algo que insistentemente ha llamado mi atención. Por poner un ejemplo, el relato del diluvio universal está presente en varias sociedades dispersas por la geografía del planeta, desde Asia, Europa, África y América, llegando a la sorprendente cifra de 168 registros de la misma leyenda. Por tal motivo, algunos autores sugieren que el relato es cierto y que en realidad cuenta el deshielo de los polos ocurrido siglos atrás, producto de un cambio climático que aumentó el nivel de los océanos e inundó a varias civilizaciones. Es de suponer que el relato haya tenido variaciones por las explicaciones que intentaron darle al fenómeno pero, en esencia, todos los relatos del diluvio contaron lo mismo. Hay una verdad histórica detrás del mito.
Hace poco me topé con una historia que se consigue igualmente en varias sociedades. En el estado Bolívar existe la famosa “Piedra del medio”, formación rocosa que se encuentra en el medio del río Orinoco, entre las poblaciones de Ciudad Bolívar y Soledad. Humboltd la llamó “el orinocómetro”, pues los habitantes de la ciudad la usaban para llevar el registro de las subidas y bajadas de aguas. Cuenta la leyenda que debajo de la Piedra del medio existen galerías que se desparraman por toda la ciudad y que en ellas habita una serpiente de siete cabezas. El último avistamiento del monstruo fue en 1988, año en el cual una multitud de bolivarenses, con lámparas y cámaras, lograron fotografiar en la noche varias sombras de las supuestas cabezas de la serpiente. Las imágenes adornaron las primeras páginas de los diarios locales de ese año.
A mediados del siglo XX, la Universidad de Oriente envió una embarcación de estudios oceanográficos para realizar investigaciones en el río Orinoco, y el buzo que se sumergió para explorar el río, en los alrededores de la Piedra del medio, pidió en medio de un ataque de nervios que lo subieran rápidamente porque había visto un monstruo.
Lo que a fin de cuentas descubrió la expedición, con aparatos de ultrasonido, es que justo delante de la piedra se encuentra una enorme fosa de 160 metros de profundidad, en forma de embudo.
Es curioso que en ese punto se hayan perdido varias embarcaciones, y que otras tantas hayan reportado fuertes golpes en la estructura de la nave.
Esta historia se parece mucho a la contada en la mitología griega. La historia de la Hidra relata la presencia de un animal, una serpiente de siete cabezas, que habita y protege las entradas subacuáticas a los inframundos.